Esto hace que sea aún más irónico que Reino Unido esté sufriendo actualmente una escasez de este gas, lo que los expertos advierten que afectará a una variedad de industrias, sobre todo alimentos y bebidas.
En el entorno adecuado, el CO2 es un gas extremadamente útil.
Cuando se agrega a las bebidas, les da su efervescencia. Atrápalo en burbujas de alta presión en los dulces y obtendrás un caramelo carbonatado. Comprímelo en un cilindro y tienes un extintor.
Congélalo y producirá hielo seco que se utiliza para mantener refrigerados los materiales médicos (incluidas las vacunas contra la covid-19) cuando se transportan.
Los organismos microbianos que hacen que los alimentos se pudran necesitan oxígeno para sobrevivir, por lo que empacar las hojas de ensalada con CO2, no con oxígeno, las mantiene frescas.
Mientras tanto, en la industria cárnica, se utilizan altas concentraciones de este gas para reemplazar el oxígeno en el aire que respiran los animales, para dejarlos inconscientes antes de ser sacrificados.
Extracción compleja
Dada nuestra necesidad de CO2 en un área y el exceso en otra, la pregunta obvia es: ¿por qué entonces no extraemos el dióxido de carbono del aire?
La respuesta simple es que, a pesar de su impacto perjudicial, hay relativamente poco dióxido de carbono en el aire.