“He visto tantas malas prácticas que creo que la gente se enfermaría si se enterara”, le dijo el hombre a The Mirror. “Algunas de las cosas que he visto te revolverían el estómago”, agregó.

Saliva para limpiar

Otra práctica usual de algunos trabajadores es la de usar su propia saliva para limpiar alguna superficie, que puede ser desde el espejo del baño hasta la mesita de noche. También es posible que confundan los químicos recomendados para limpiar las distintas superficies.

No cambiar las sábanas

El empleado señala que a veces es tanta la carga de trabajo que no pueden limpiar las habitaciones por completo, así que algunas cosas se quedan como las dejó el cliente anterior. “Por ejemplo, si alguien sólo se ha quedado una noche en una habitación y las sábanas se ven bien, a menudo no las cambiamos”.

Baños olorosos, pero no limpios

“Es lo mismo con aspirar el piso o limpiar el baño; si se ve bien, no lo haremos. Se trata más de evitar las quejas que de limpiar”, confiesa el hombre que también trabaja en casas particulares. “Un truco consiste en rociar un par de ráfagas de limpiacristales en un baño aunque no se limpie; si una habitación huele a productos químicos, los huéspedes suponen que está limpia”, asegura.

Limpiar inodoro y cocina con el mismo paño

El trabajador no identificado aseguró que, aunque tienen instrucciones de usar diferentes paños y trapeadores de distintos colores en ambientes diversos, usualmente los trabajadores se confunden, así que frecuentemente usan las cosas con las que limpian un inodoro para limpiar una cocina o una mesa donde se preparan alimentos.

Cadáveres en las habitaciones

Los empleados de limpieza en los hoteles también hacen descubrimientos tétricos, según lo que dice este empleado. “Los miembros de mi equipo a menudo han encontrado cadáveres al entrar a limpiar una habitación, y después de que la policía se va, se espera que entren allí limpiando como si nada”, afirmó a la publicación.

Otros hallazgos asquerosos

A decir del hombre, él mismo ha encontrado manchas de orina y heces en las paredes o incluso mensajes escritos con sangre, y a pesar de ello no tuvo más alternativa que ponerse guantes de plástico y limpiar.

Pero su peor experiencia fue la limpiar una casa de estudiantes: los jóvenes habían cazado patos en un parque cercano para comérselos, así que los mataron y los colgaron en el baño de la casa. Al llegar el verano simplemente dejaron colgados durante semanas los que no se habían comido. “Algunos de ellos habían explotado, lo que fue bastante complicado”, sostuvo.