En el presente artículo comenzaremos por conocer qué es la resaca, por qué sucede y, en fin, lo que dicen las investigaciones respecto a si es nocivo mezclar cuando bebemos.
¿Qué es la resaca?
Cruda, goma, guayabo, ratón… se le conoce con diversos motes en los distintos países del orbe hispano. La resaca es un conjunto de síntomas y signos que se pueden presentar en las personas tras ingerir alcohol en demasía.
La primera pregunta que viene a la mente al leer esto es la siguiente: ¿cuánto es demasiado? La respuesta no es sencilla o no es precisa, pues no hay una regla matemática que diga cuánto alcohol puede ingerir una persona sin tener luego resaca.
Lo que sí se tiene por seguro es que cuanto más bebemos, más probabilidades de experimentar el malestar hay. Incluso existen personas que aseguran que sufren menos o no sufren las consecuencias con determinadas bebidas. Esto depende de su nivel de tolerancia al alcohol.
Los síntomas de la resaca pueden variar de un bebedor a otro. Entre los más comunes están los siguientes:
Mareo: sensación de que todo gira, aunque puede ocurrir aun antes de que comience la resaca propiamente dicha.
Náuseas y vómitos: con acidez estomacal.
Sed excesiva que no se calma fácil.
Resequedad y pastosidad en la boca que puede agravarse si, además, se consume tabaco.
Fuertes dolores de cabeza.
Dificultad para mantener el sueño continuo y disminución de la capacidad de concentración en el estudio o en el trabajo.
Sensibilidad a la luz y a los ruidos.
Estado de ánimo alterado: irritabilidad, irascibilidad.
Los síntomas de la resaca son la consecuencia de los altos niveles de concentración del alcohol en la sangre. Por supuesto, los efectos desaparecen cuando esa concentración vuelve a la normalidad. Es cierto que la resaca pasa, sin embargo, el continuado y excesivo consumo de alcohol es perjudicial a la larga.
¿Es cierto lo que dicen acerca de mezclar bebidas alcohólicas?
Según la creencia más arraigada entre las personas, el hecho de mezclar diversos tipos de bebidas alcohólicas hace que sea mayor la ebriedad y la resaca peor al día siguiente, tanto en intensidad como en duración. Incluso hay quien piensa que para que eso no suceda o se sienta menos, el orden de los factores es primordial. Pero, ¿es cierto esto? ¿Tiene alguna base científica?
En el estudio participaron 90 sujetos de ambos sexos con edades comprendidas entre 19 y 40 años. Los resultados permitieron concluir que ni el tipo ni el orden de las bebidas alcohólicas consumidas afectaron significativamente la resaca. Sin embargo, algunos síntomas (como el vómito) resultaron ser fuertes predictores de la intensidad de la misma.
En otro estudio, sin embargo, se encontró que algunos licores y bebidas más oscuras pueden empeorar la resaca. Esto se debe a la mayor concentración de los llamados congéneres, que son compuestos naturales presentes en el licor y que le confieren sus características organolépticas (sabor y color).
El papel de los congéneres
Bebidas con congéneres altos, como el bourbon, tienen más probabilidades de causar resacas graves, afectando el rendimiento neurocognitivo y produciendo trastornos del sueño. Esto induce a pensar que mezclar bebidas claras (como ron blanco, vodka o ginebra) produciría resacas menos severas.
Sin embargo, no es la mezcla lo que causa el problema, sino la mayor presencia de congéneres y el grado de alcohol que suelen contener estas bebidas. Por otra parte, estudios recientes indican que mezclar alcohol con bebidas energéticas puede ser una práctica sumamente nociva. Dichas bebidas hacen que los efectos del alcohol se sientan menos, por lo que la persona termina consumiendo más.
¿Por qué ocurren realmente las resacas?
La mayoría de las personas suele comenzar con bebidas suaves (cerveza) y luego pasan a las fuertes. Pero al consumir diferentes tipos de bebida, lo que más se afecta en realidad es el sabor y percepción de las mismas.
No abundan en demasía los estudios sobre los efectos de mezclar bebidas alcohólicas en relación con la resaca. Sin embargo, las diversas investigaciones realizadas permiten inferir cuáles son los factores más determinantes en cuanto a la intensidad de la misma.
Para empezar, los factores primarios de la resaca son la deshidratación y el desequilibrio hormonal (sobre todo de la aldosterona y del cortisol), así como el nivel de azúcar en sangre. Ello explicaría por qué en algunas personas unos pocos tragos son suficientes para provocar una resaca.
En segundo lugar, las resacas son provocadas solo por beber demasiado alcohol o, dicho de otro modo, son una consecuencia del grado de concentración en la sangre. A mayor concentración de alcohol, más fuerte la resaca. Y mientras más rápido bebemos, más nos embriagamos y más resaca tendremos. Un adulto puede eliminar en una hora la cantidad de alcohol que hay en un cóctel.
Asimismo, diversos factores aumentan la posibilidad de sufrir resaca o que esta sea más severa, entre los que contamos los siguientes:
Beber sin haber consumido alimentos.
Consumir otras drogas o sustancias, lo que incluye a la nicotina.
Beber varios días seguidos.
No hidratarse.
Dormir poco.
Beber alcohol de forma responsable
Si queremos evitar los efectos de una terrible resaca, así como todas las posibles consecuencias del consumo de alcohol, lo aconsejable es beber con moderación y de forma responsable.
Al respecto, debemos tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
Ser abstemio es la manera más infalible de prevenir la resaca y las consecuencias que trae el alcohol.
Sin embargo, no es necesario abstenerse por completo, sino ser moderado en la cantidad y el ritmo. Una copa en una hora, pocas copas en una noche.
Mientras bebes alcohol consume agua, de preferencia con limón.
No bebas con el estómago vacío y nunca lo hagas en ayunas.
La resaca nos envía un aviso
Cuando tienes resaca es muy probable que se afecten diversas funciones tanto fisiológicas como psicológicas, desde tu aparato digestivo, el sentido de equilibrio, el sueño y la memoria hasta la capacidad de concentración.
Del mismo modo, tus habilidades y destrezas, incluso interpersonales y sociales, se ven afectadas. Por ello se dificulta la realización de diversas tareas, así como aumenta el riesgo de sufrir accidentes e incluso tener conflictos con las personas a tu alrededor.
Y a pesar de lo desagradable que puedan llegar a ser, las resacas son la señal que envía el cuerpo para que dejemos de beber o lo hagamos con moderación. Después de una fuerte resaca muchos toman un poco de distancia respecto a las sustancias.
Fuente: Mejor con Salud