Desde hace algunas décadas, los investigadores han tratado de encontrar el sitio donde se ubicó este lugar que, según el Nuevo Testamento, fue testigo de muchos de los milagros que Jesús habría realizado. Ahora, el profesor Rami Arav, de la Universidad de Nebraska, afirma haber encontrado los vestigios de la antigua Betsaida en el sitio arqueológico de Et-Tell, en la ribera del río Jordán.
Arav le dijo al diario israelí Haaretz que esta ubicación ha sido aceptada como “la verdadera Betsaida” por autoridades gubernamentales israelíes, por lo que aparece con ese nombre en los mapas oficiales. Pero hay otro sitio arqueológico cercano a Et-Tell que compite por el reconocimiento: El-Araj, donde el profesor R. Steven Notley, del Nyack College, realiza sus investigaciones.
No obstante, Arav asegura que El-Araj era sólo un campamento del ejército romano, mientras en Et-Tell existen una puerta de la ciudad, fortificaciones monumentales y estructuras que se utilizaban para almacenar alimentos. Según sus investigaciones, Et-Tell fue capital del reino de Geshur durante la Edad de Hierro.
Geshur también es un sitio bíblico y Arav cree que el nombre original de su capital, mencionada en las Escrituras como Betsaida, era Zer. Un problema con la interpretación de las antiguas letras hebreas habría confundido el nombre que en realidad debería ser “Tzed” y que, según él, se transformó en “Betsaida”.
El experto señala que “Beth” significa “hogar de” en hebreo, mientras “Tzed” quiere decir tanto caza como pesca en hebreo. Así que el significado de Betsaida sería “casa de los pescadores”, tomando en cuenta que se trata de una ciudad a las orillas de un río.
Según sus investigaciones, en este lugar habría ocurrido el pasaje narrado por Mateo 14:19-21: “Luego de ordenar que la gente se sentara sobre la hierba, Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, miró al cielo y dio gracias a Dios. Después partió los panes y se los dio a los discípulos, para que ellos los repartieran a la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos. Y cuando los discípulos recogieron los pedazos que sobraron, llenaron doce canastas. Los que comieron fueron como cinco mil hombres, además de las mujeres y los niños”.