Desde pequeño, Finman tuvo problemas en la escuela, que siempre consideró aburrida. Cuando cumplió 12 años, su abuela le regaló $1,000 dólares con la intención de que los invirtiera en su educación, pero el adolescente decidió gastarlos en una incipiente moneda electrónica, algo que entonces sonaba más utópico que real; gastó el dinero en Bitcoins.
En 2014, cuando la moneda superó los $1,100 dólares, el joven de 14 años vendió las suyas y reunió $100,000 dólares para fundar su primera compañía: Botangle, una plataforma para ayudar a los niños con malas experiencias escolares a encontrar mejores maestros.
Viajó a Silicon Valley, donde se hizo amigo de Alexis Ohanian, cofundador de Reddit y donde buscó inversionistas para su startup. Finalmente vendió Botangle por 300 bitcoins y, gracias a ello, ganó la apuesta con sus padres al atesorar la cantidad suficiente de criptomonedas, que entonces valían unos $8,000 dólares, para reunir un millón de dólares antes de cumplir 18. No terminó la secundaria.
Pero Finman no se quedó sentado en sus laureles. Trabajó en desarrollar su temprano gusto por la robótica y ha trabajado para distintas compañías de tecnología en el mundo. Ahora es parte de un proyecto de la NASA para lanzar un satélite que lleva en su interior una cápsula digital del tiempo, además de desarrollar un exoesqueleto robótico parecido al del Doctor Octopus, el villano de Spiderman. Tampoco quita el dedo del renglón, pues trabaja en la fundación de una escuela fuera de las estructuras convencionales.
Se calcula que su fortuna asciende a los 400 Bitcoins que, hoy en día, valen más de $9,300 dólares cada una, es decir, una cifra cercana a los $4 millones de dólares. Finman es considerado uno de los influencers más jóvenes e importantes del mundo tecnológico.