Hasta ahora, tanto científicos como público general han considerado a estos herbívoros gigantes como plagas invasoras que no deberían descontrolarse por el continente americano, pero ahora un nuevo estudio en la revista PNAS liderado por la Universidad de Massachusetts Amherst (Estados Unidos) dice que no son tan malos.
Los hipopótamos de Pablo Escobar podrían ayudar a contrarrestar un legado de extinciones, es decir, se ha visto que estos restauran muchos rasgos importantes que se habían perdido durante miles de años.
Esta es la principal conclusión a la que han llegado los científicos después de un análisis mundial que compara los rasgos ecológicos de los herbívoros introducidos -tamaño corporal, dieta o hábitat- con los del pasado.
Si bien hay algunos herbívoros introducidos que tienen una coincidencia ecológica prácticamente total con extintos, en otros casos la especie introducida representa una mezcla de rasgos que se ven en las especies extintas, apunta John Rowan, autor de este trabajo.
Por ejemplo, los hipopótamos salvajes de Sudamérica son similares en dieta y tamaño corporal a las llamas gigantes extintas, mientras que un extraño tipo de mamífero notoungulado extinto comparte el gran tamaño y los hábitats semiacuáticos con los hipopótamos.
En una nota de prensa, la Universidad de Massachusetts Amherst explica que en la mayoría de los casos se piensa que el mundo natural moderno es muy diferente a lo que fue durante los últimos 45 millones de años.
Sin embargo, la introducción de especies en todo el mundo por parte de los humanos ha ocasionado que se restauren rasgos ecológicos perdidos en muchos ecosistemas, haciendo el mundo actual más parecido al de la pre-extinción del Pleistoceno tardío.
En sus análisis, los investigadores pudieron comparar especies que no necesariamente están ligadas de manera estrecha entre sí, pero que son similares en cuanto a la forma en que afectan a sus ecosistemas, detalla por su parte Erick Lundgren, de la Universidad de Tecnología de Sídney (Australia).
Al hacerlo, agrega, se pudo cuantificar la medida en que las especies introducidas hacen que el mundo sea más o menos similar al pasado previo a la extinción: "Sorprendentemente hacen el mundo más parecido".
Y es que, el 64 % de los herbívoros introducidos por los humanos son más similares a las especies extintas que a las nativas locales, concluye este estudio.