Si no, que se lo pregunten a una mujer de Arizona, Estados Unidos, que por motivos obvios no quiere revelar su identidad, que tuvo que ir al hospital porque se introdujo su vibrador demasiado y se le quedó atascado en la vejiga.
El problema es que el vibrador seguía funcionando y las vibraciones la estaban haciendo sufrir (contrariamente al propósito inicial) de lo lindo. Según revela la protagonista de esta historia, el juguete sexual, de unos 10 centímetros, se introdujo en su interior mientras que estaba jugando con su novio.
"La primera reacción fue el pánico porque acababa de perder algo dentro de mí que todavía estaba vibrando", señala en declaraciones recogidas por LAD Bible. Más tarde, la mujer acudió al hospital, donde el doctor Greg Marchand, un obstetra-ginecólogo, fue uno de los cirujanos que se pusieron a trabajar realizando exámenes pélvicos, aunque con resultados infructuosos: "El personal de la sala de emergencias no fue capaz de encontrarlo en la vagina", recuerda Marchand.
Los cirujanos que estaban trabajando con Marchand se asombraron cuando observaron hasta dónde había llegado el dispositivo. Había entrado en su cuerpo a través de la uretra y viajó a la vejiga, donde se volvió hacia los lados. "Me sorprendió mucho cuando estábamos viendo el abdomen y descubrimos que este dispositivo estaba realmente en la vejiga. Nunca he visto un caso como este en toda mi carrera", reconoce.
La historia, no obstante, acabó bien. La mujer fue operada y el vibrador fue retirado de su cuerpo.