La especie Chelonoidis hoodensis corrió riesgo de extinción, cuando solo quedaban 15 ejemplares en la década de 1960. Eran 12 hembras y dos machos que fueron encontrados en la isla que es parte del archipiélago de Galápagos, a unas 620 millas de la costa ecuatoriana.
A ellos se sumó Diego, un prolífico macho que vivió 30 años en el zoológico de San Diego, California, antes de ser parte del programa de reproducción en cautiverio. Es un ejemplar que pesa unos 80 kilos, tiene poco menos de un metro de largo y llega a 1,5 metros de altura cuando estira las piernas y el cuello.
Gracias al programa de Restauración de las Tortugas Gigantes, la cantidad tortugas aumentó de 15 a 2.000. El director del Parque Nacional Galápagos. Jorge Carrión, valoró el trabajo que se ha realizado para que “los ecosistemas de la isla tengan condiciones adecuadas para sostener a la creciente población de tortugas”.
Los especímenes iniciaron la semana pasada un proceso de cuarentena para la reintroducción en Española, a fin de eliminar riesgos de dispersión de semillas de plantas que no son propias de la isla, destacó el Parque Nacional Galápagos.
Una de las principales causas de que ese tipo de tortugas gigantes casi se extinguiera fue la captura por parte de piratas que las llevaban en sus barcos para alimento de los tripulantes. En Española también habitan iguanas, lobos marinos y aves de varios tipos.
En 2012 murió en Galápagos la tortuga gigante conocida como Solitario Jorge, la última de la especie Chelonoidis abigdoni.