Adrianna Edwards atendió el pasado martes a una pareja en el local; Los comensales se enteraron que la joven andaba todos los días 22 kilómetros para ir a trabajar, y que estaba ahorrando para comprarse un automóvil.
Cuando salieron del restaurante, los generosos desconocidos se acercaron a una tienda de autos de segunda mano y compraron un Nissan Sentra del 2011. “Rompió a llorar. Me hizo muy felíz saber que para ella significaba tanto”, dijo la mujer. “Todavía siento que estoy soñando”, confesó la joven. “Cuando vea a alguien que lo necesite, haré todo lo posible por ayudarle”, aseguró.