Era un Ferrari 330 América azul claro, según la revista Time, y la foto lo confirma. Ese modelo era muy similar al Ferrari 250 GT/E pero con un motor V12 más potente, y del que solo se hicieron 50 unidades. Para cumplir con los deseos de Sandra se construyó una caja de madera de 5,2 metros de largo por 2,4 de ancho y 1,80 de alto. Después se acomodó dentro tanto al coche como a la chica, se introdujo en la gran tumba con la ayuda de una grúa y se cubrió con hormigón.
Desde entonces Sandra yace en el camposanto de San Antonio (Texas), y la sencilla placa con su nombre no da ninguna pista sobre lo que hay debajo. En CAR creemos que si de verdad quieres a tu coche no te gustaría que se pudriera en un agujero oscuro, pero hay muchas formas de verlo. Es una autentica pena que clásicos como este Ferrari 330 América, yazca en una tumba, sin que otros grandes coleccionistas y fanáticos de la marcan puedan disfrutar de estos modelos, pero ¿ Quién somos nosotros para quitarle la última voluntad a los dueños de sus coches?.