A los 17 años, Michael pesaba 320 libras (145 kilos) y justo antes de acabar la preparatoria, decidió darle un giro radical a su vida, pues no quería seguir siendo el chico obeso de la clase.
La primera medida que tomó fue renunciar al autobús escolar para así caminar 40 minutos, tanto de ida como de regreso, de su casa a la Escuela Distrital de la Ciudad de Canton, sin importar si hacía mucho calor, llovía o caía nieve.
También, Michael cambió algunos alimentos. Empezó a hacer caso de las calorías que consumía y agregó ensaladas y avena a su dieta diaria. Se inscribió a un programa especial que había en su escuela en donde aprendió a cocinar de forma saludable.
Para complementar las caminatas diarias, el chico adaptó un pequeño gimnasio en el garage de su casa para así poder hacer ejercicios con pesas.
Su logro ha sido reconocido por su escuela, la cual lo ha nominado al premio que otorgan a sus estudiantes por conseguir algún “éxito del desarrollo personal”.