Martha Perez León de 32 años de edad llegó al modulo de Seguridad Pública del Valle de Zaragoza en San Luis Potosí para confesar su crimen muy tranquila. El aterrador acto que hizo en contra de la persona que le quitó la vida a su hijo de 3 años al atropellarlo en una de las avenidas principales de San Luis Potosí.
Todo comenzó cuando que el hoy occiso conducía su auto en estado de ebriedad y mató al hijo de Martha, las autoridades lo dejaron en libertad ya que según las leyes no encontraron evidencia suficiente para condenarlo por homicidio imprudencial, situación que no le gustó nada a Martha y por eso es que decidió tomar la venganza en sus propias manos.
Martha segada por la muerte de su único hijo y al ser madre soltera comenzó armarse para que en cuanto Sergio Bonola se descuidara quitarle la vida.
El testimonio
“Todo salió tan bien que el día que iba a matar a Sergio el salió borracho de la cantina y pues solo lo besé y sólito se fue a meter a mi casa, llegando le dije que lo iba a coger amarrado y se dejó amarrar, lo que no pensó es que lo iba a coger de a deberás… jajaja… Ya que lo tenía amarrado como puerco dije, Martha ahora que hago con él y pues como el foco se me prendió y que me voy a su casa para robarme a su hija al fin ya lo tenia localizado, su hijita sentí feo pero el mató al mío así que ni modos, le di varios piedrazos en la cabeza por que no se quería morir, primero pensé en enterrarla para que él no la encontrara, pero me acordé de una novela y pues le quite toda la carne y con esa le hacia de comer al marrano ese, como al día 12 que le dije que lo que comía era la carne de su hija vomitaba y pedía que ya lo matara y pues le dije quieres ya morirte acabatela de comer y te dejo descansar, cuando se la acabó lo maté a martillazos y fue que vine para acá hay esta muerto en mi casa si quieren los llevo”.
Esto fue lo que Martha confesó en cuanto llegó al modulo de seguridad, los policías la trasladaron al ministerio publico de San Luis Potosí y se dirigieron al domicilio señalado a corroborar que la terrorífica confesión.
Cuando los policías llegaron al domicilio encontraron a Sergio amarrado y tirado boca abajo sin vida y en el otro cuarto el esqueleto de una menor de edad a la cual le habían arrancado toda la piel y viseras.