Ramiro tiene 42 años y ha vivido en sus propias carnes el poder de esta inteligencia artificial. Aprovechando que su mujer estaba cenando en casa de sus padres, y teniendo en cuenta que llevaba mucho tiempo sin tener sexo, sacó el teléfono móvil y se puso a buscar prostitutas. Cuando le preguntó a Siri por el teléfono de alguna prostituta de lujo de la ciudad, ésta, bajo su asombro, le dio el de su mujer:
“Me dio un móvil que de primeras no me sonaba mucho, pero cuando le di a llamar ponía que era mi mujer Pili. Ahora todo encaja, con razón llega reventada cada vez que se va a cenar con sus padres”.