Los hechos tuvieron lugar alrededor de la media noche. El marido de la paciente estaba aquejado de estreñimento, por lo que para combatirlo se introdujo un supositorio en el ano. Minutos después lanzó una ventosidad de gran envergadura que hizo salir despedido el fámarco, yendo a parar al ojo de su esposa. El hombre explicaba, todavía con el susto en el cuerpo, que “solo veía brotar sangre de su ojo y un olor a caca considerable”.
Fue el marido quien trasladó con su propio vehículo a su cónyuge hasta el centro. “Me fui echando ostias, ni si quiera me puse la ropa, entré al hospital con la poya al aire, temblando”. La mujer se recupera lentamente de las lesiones en su ojo y en unos días se espera que sea trasladada a planta.