La visión de estos mamíferos está limitada a dos tonalidades, por lo que ven el rojo de diferente manera a la que nosotros lo hacemos; más bien perciben el mundo en gamas de tonos azul y amarillo-verdoso.
La idea de que los toros se enfurecen con aquellos objetos de color rojo es un mito que nació en la tauromaquia porque los toreros españoles comenzaron a usar capas y vestuarios de ese tinte desde 1700. Lo que en realidad provoca la embestida del toro es el movimiento del objeto que esté frente a él.