El vuelo 3606 de la aerolínea estadounidense aterrizó en Seattle, procedente de Sacramento, California, con un cometido: entregar un corazón para un paciente que necesitaba el órgano en el hospital de Seattle, pero alguien olvidó descargarlo y el avión emprendió la marcha con el órgano todavía en su bodega.
Cuando la aeronave había recorrido unos 950 kilómetros, la tripulación se percató del olvido. Según el medio local ‘Seattle Times’, el capitán informó a los pasajeros de lo sucedido y de que debían dar la vuelta para regresar al aeropuerto de Seattle.
Andrew Gottschalk, un médico que viajaba a bordo del avión, calificó el incidente de “escenario atroz de negligencia flagrante” ya que se habrían perdido horas clave para un trasplante.