Sin embargo, Sarah asegura que nunca más va a comer cosas de KFC, luego de haber encontrado “un cerebro” en una pieza de pollo que compró para cenar.
Palmer publicó la foto del asqueroso hallazgo, junto con un texto en donde se declaraba fan de KFC, pero que tristemente encontró en una pieza de pollo “para chuparse los dedos”, algo que tenía forma de un pequeño cerebro, justamente entre la carne y el tradicional rebozado.
“Imagina mi horror, náusea y decepción. Desearía que esto no me afectara tant, pero esto ha puesto una gran presión en mi relación con KFC. Me encantaría saber cómo crees que podemos arreglar nuestra relación. Con saludos fritos, Sarah”, fue el mensaje que esta chica dirigió en la red social a esta marca.
Sarah recibió respuesta pronta por parte de la gente de KFC, pero no era lo que ella esperaba.
“Hola Sarah, gracias por el mensaje. Creo que esto es más probable que sea un pedazo de riñón y no un cerebro ¿Podría decirme a qué hora y en dónde hizo el pedido, qué pidió y cuál es su número de teléfono de contacto para darle seguimiento?”, fue lo que le respondieron por parte de KFC.