Asimismo, la mujer se quejó de somnolencia y deterioro cognitivo durante semanas, aunque no presentaba otros signos de enfermedad como fiebre o vómitos. Nuevas pruebas sugirieron síntomas de meningitis, pero no por una causa viral o bacteriana.
Sin embargo, su fluido cerebroespinal mostró rastros de anticuerpos contra la lombriz pulmonar de la rata, lo que indica un diagnóstico de meningitis causado por el Angiostrongylus cantonensis. Pero lo más raro de la historia fue la forma en que lo habían contraído: comiendo ciempiés crudos.
Aunque los ciempiés no son un alimento común, los secos o triturados se han utilizado en la medicina tradicional china durante siglos (generalmente en forma de polvo), y los especímenes vivos y silvestres se venden en algunos mercados agrícolas del gigante asiático.
El gusano parásito Angiostrongylus cantonensis, también conocido como ‘el gusano de los pulmones de la rata’, se transmite a través de los alimentos de los caracoles y otros moluscos.
Comienza su ciclo de vida en una rata, a la que le provoca una infección en los pulmones, la sangre y el cerebro. Los roedores defecan larvas del gusano, que caracoles, gambas o ranas se comen. De entrar en el cuerpo humano, este parásito puede pasar al cerebro y, en este caso, puede ser letal.
Afortunadamente para madre e hijo, ambos pacientes fueron finalmente tratados con éxito con medicamentos antiparasitarios que les liberaron de la infección de Angiostrongylus cantonensis. Pero las consecuencias pueden ser peores: este tipo de infecciones pueden causar un daño permanente en el sistema nervioso central. Y provocar la muerte.
“No debemos comer ciempiés crudos ni ningún animal crudo. Debemos darnos cuenta de que la técnica de cocción adecuada es importante para protegernos de las enfermedades transmitidas por los alimentos”, indicó el neurólogo del hospital de Zhujiang Lingli Lu.