La primera, había sido en compañía de otros familiares de su marido.
Noura Hussein fue condenada a la pena capital por un juez en Omdurman, la ciudad más grande de Sudán, después de que la familia del esposo se rehusó a recibir una compensación económica por la muerte del hombre.
“Quedé en shock cuando el juez me sentenció a muerte por asesinato. Ahí me di cuenta de que iba a ser ejecutada y que mis sueños se quedarían sin realizar”, le dijo Noura a varias de las personas que le mostraron su apoyo y que estuvieron presentes durante el juicio.
Por ahora, el equipo legal que la defiende tiene 15 días para presentar una apelación.
Desde que se conoció el caso, grupos de Derechos Humanos en África, Estados Unidos y Europa han adelantado campañas para revertir la condena en contra de la adolescente.
En internet, el hashtag #JusticeforNoura (justicia para Noura) se convirtió en tendencia en Twitter.
Las personas que lideran esta campaña señalan un punto clave: que la tragedia no comenzó cuando Noura apuñaló a su esposo, sino tres años antes, cuando ella tenía 16 años y fue forzada a casarse con el beneplácito de su familia.
Desde ese momento, la joven está en una carrera para huir de ese destino y poder “cumplir sus sueños”.
“Quiero ser maestra”
Después de su matrimonio forzado, Noura se escapó varias veces de su nuevo hogar para refugiarse en la casa de sus padres.
Y ha repetido a quien quisiera escucharla que lo único que quería era terminar su educación básica y tratar de estudiar para ser maestra.
Durante casi tres años, Noura logró eludir a su marido, que la buscaba para que regresara a casa. Sin embargo, en algún momento —de acuerdo a su relato durante el jucio— fue engañada por su familia, quienes la regresaron junto a su esposo.
Y solo seis días después de su retorno al hogar, él junto a varios familiares se organizaron para violarla dentro de su casa.
“Ella no quería tener relaciones sexuales con él. Entonces su marido reclutó a varios primos cercanos y los trajo a la casa, donde entre todos la sostuvieron mientras el marido la violaba”, le dijo Sarah ElHasan, una activista que apoya la causa de Noura en Sudán, a la cadena Al Jazeera.
Lo cierto es que, a los pocos días de la primera violación, el marido intentó violarla de nuevo. Fue en medio del forcejeo entre ambos que ella lo apuñaló por la espalda, una herida que le causó la muerte.
En medio de la confusión, Noura relató que intentó buscar refugio en casa de sus familiares.
Pero ellos decidieron entregarla a la policía. Y la corte, que se rige bajo la sharia (la ley religiosa del islam), determinó su suerte este jueves.
“Bajo el cobijo de la ley sharia, la familia del esposo podía pedir compensación económica por la muerte de su pariente”, le dijo a la BBC Badr Eldin Salah, un activista del Movimiento de Juventud Africano.
“Sin embargo ellos eligieron la sentencia a muerte, que fue finalmente lo que determinó la corte”, agregó.
“Falla en el sistema”
Aunque queda el recurso de apelación, a muchos de los activistas que apoyan el caso de Noura no les sorprendió la decisión que tomó la corte sudanesa.
“Sudán es un país extremadamente patriarcal, donde el respeto al hombre se hace obedecer”, le dijo a la BBC Yasmeen Hassan, del grupo Equality Now, que busca cambiar la decisión en contra de Noura.
“Es un lugar donde se permite que las niñas se casen a los 10 años, donde a las mujeres se les dice lo que deben hacer y lo que no. Y Noura es una chica que quiere educación, que quiere hacer algo bueno y se ha visto atrapada en una situación que la deja ahora víctima del sistema”, agregó.
Por su parte, Amnistía Internacional anotó, a través de su vocero Seif Magango, que sentenciar a muerte a una mujer “por matar en defensa propia a su marido cuando la estaba violando” muestra la “falla de las autoridades para atacar problemas como el matrimonio infantil, forzado y la violación por parte de los esposos”.
“Noura Hussein es una víctima y la sentencia en contra es un acto de crueldad”, concluyó la entidad de derechos humanos.