El difunto era un camionero que acumuló durante toda su vida una cantidad ingente de monedas de céntimo de marcos alemanes, la moneda que se extinguió oficialmente en 1999 con la entrada en vigor del euro.
Los herederos del difunto, cuyo nombre no ha trascendido, recibieron la inusual herencia el pasado mes de mayo y pasaron el marrón a la sucursal de Oldenburg del bancon central alemán, que a su vez puso a contar monedas a su empleado más diligente, Wolfgang Kemereit, según reveló NDR1, la tele pública alemana. Kemereit ha dedicado medio año de 2017 a contar las monedas.
A bote pronto, se nos ocurren dos métodos más rápidos para contar la montaña de monedas del camionero: hacerlo a ojo de buen cubero, que es lo que hubiera hecho el Banco de España, o utilizar una máquina, que es lo que hubiera hecho… Alemania. Esta última opción fue contemplada por la entidad, pero finalmente fue desestimada, en tanto algunas monedas estaba oxidadas y pegadas entre sí. (Y el resultado debía ser exacto, contabilidad manda).
Resultado el bueno de Wolfgang dedicadaba cada minuto de su jornada laboral a la excitante tarea de contar monedas, una labor que le llevaba una hora por bolsa, según su relato: “Cada moneda ha pasado por mis dedos. Me encanta este tipo de trabajo, en ese sentido no tengo ningún problema con la tarea”.
¿A cuánto dirías que ascendía las 2,5 toneladas de monedas que heredó la familia? Frío, frío: 8.000 euros, bastante menos de los que cobró el sufrido empleado del banco por su trabajo.