El Jaguar gozaba de un seguro de 500.000 yuanes (unos 75.000 dólares) y el modelo tenía un valor de mercado de 400.000 yuanes. Con las cifras en la mano, el hombre elaboró un plan para obtener la suculenta suma: simularía un accidente de tráfico, del que culparía a su novia que, según este relato, habría perdido el control del coche mientras conducía para acabar en un río.
El pasado 18 de noviembre Li decidió poner la idea en práctica. Primero llevó el auto a la orilla de un río de la ciudad de Wenling, provincia de Zhejiang. Después, controlando el coche a distancia desde su teléfono, lanzó el Jaguar al curso fluvial. El paso siguiente fue meterse en el agua junto con su novia: ella habría de salir de inmediato, mojada; Li tenía que recoger del vehículo hundido un dispositivo que podía incriminarlo y frustrar la estafa.
Según el plan, la mujer debía llamar a la Policía una vez Li estuviera en tierra firme. Sin embargo, el estafador no regresaba. Transcurrido un rato largo, la chica empezó a preocuparse hasta que decidió pedir ayuda. Los residentes que acudieron a auxiliar a la mujer sacaron a Li del agua, pero cuando llegaron los médicos no había nada que hacer para salvarle la vida.