Pero grande fue su curiosidad cuando divisó algo parecido a un reel de pesca y una bolsa blanca de nylon parcialmente descubierta.
El pescador deportivo procedió a mover los objetos a la orilla.
En realidad se trataba de un fusil Springfield del año 1863. Mientras que dentro de la bolsa habían alhajas de oro, monedas del mismo metal y otras joyas.
“Era pesada y me doblaba la cañita”, relató al diario El País.
En total, resultaron ser 348 artículos; de ésos, 147 eran de oro.
Tras media hora de evaluación, decidió dirigirse a la Prefectura de Salto, en donde entregó lo encontrado a las autoridades. “Esto es peligroso. Esto es robado”. “En ningún momento me dio para pensar para quedármelo”, aseguró el hombre.
Los oficiales lo hicieron ingresar a un salón, en donde cuantificaron todo lo hallado.
Aparte de las 348 piezas, también fue encontrada una medalla de Peñarol campeón uruguayo de 1968, que fue entregada a un hombre de apellido Quintana y objetos confeccionados en el siglo XX.
El hallazgo sorprendió a la Prefectura. Uno de los prefectos le dijo a Díaz: “Fuiste rico por una hora”. Y, precisamente, con ese pensamiento se ha quedado Díaz. “¿Quieren un abuelo rico? Acá está el abuelo rico, pero ahora ya es pobre”, le dice a sus nietos.
Pero la historia de este hallazgo, tomó un giro inesperado, ya que el pescador ahora teme que las autoridades se queden con el botín.
El abogado de Díaz, Francisco Merino, anunció el inicio del llamado “proceso de hallazgo” que indica que el 50% del botín queda para el Estado y el resto para el responsable de su localización.
A este jueves, informes de prensa indicaban que nadie se había presentado a reclamar las joyas. Solo se tiene conocimiento del reclamo de una mujer sobre 15 objetos similares a los encontrados en el Salto que le habían sido robados en el 2015. Sin embargo, no se ha establecido titularidad al momento.