Nora Taboada, coach ejecutiva, fundadora de AFE Liderazgo Consciente y autora del libro “Felicidad activa”, destaca que, “en un mundo donde la sobrecarga de trabajo y las demandas son cada vez más comunes, aprender a decir «no» se ha convertido en una habilidad valiosa.
A menudo, se aceptan compromisos adicionales por temor a desilusionar a colegas o jefes, pero a largo plazo, esta actitud puede llevar al agotamiento y al estrés. Al decir «no» de manera asertiva, no solo protege la salud mental y física, sino que también fomenta relaciones laborales más saludables y efectivas”.
Es importante tener claras las razones por las que es válido decir que “no” a una tarea. En el trabajo si se niega a hacer algo porque no quiere o porque es demasiado complejo puede parecer poco profesional. El “no” generalmente es bien aceptado cuando hay un buen racional detrás y se dice con consideración, empatía y amabilidad.
Aquí algunas preguntas que puedes realizarte para saber si es válido decir que no:
· ¿Tengo tiempo para hacer esto?
· ¿Soy la persona correcta para hacerlo?
· ¿Esta solicitud encaja con mis objetivos y mis metas?
· ¿Con la carga de trabajo que tengo, podría comprometerme a entregar algo de calidad?
Si la respuesta es negativa a cualquiera de estas preguntas entonces lo mejor es decir que “no”.
El primer paso es cuidar la manera en la que hará sentir a la persona a la que le dirá que “no”. Un buen principio es decir es decir “no” a la tarea y “sí” a la persona. Por ejemplo: “No me sería posible entregar el reporte en la fecha que lo solicitas, pero me gustaría entender un poco más la razón de tu urgencia y platicar para ver si encontramos una solución que funcione para ambas partes”.
Taboada insta a evaluar metas y responsabilidades, tanto en el trabajo como en la vida personal, además de priorizar actividades lo que permite enfocar en lo esencial y evitar la dispersión de recursos.
Segundo paso, una vez que ha identificado las prioridades, es fundamental comunicar el «no» de manera respetuosa y asertiva. La autora señala que “la clave está en ser honestos y transparentes acerca de nuestras limitaciones y compromisos existentes”. En lugar de simplemente rechazar una solicitud, puede explicar por qué no se asume en ese momento y ofrecer alternativas o soluciones.
Por ejemplo: «Aprecio que pienses en mí y me siento honrado por la solicitud. Pero desafortunadamente, no tengo tiempo para dar lo mejor de mí en un proyecto así en este momento. Porque no programamos una llamada y te ayudo a encontrar alternativas, tal vez hasta pueda recomendarte a alguien”.
Tercer paso, reconocer la importancia de aprender a decir «no» se extiende más allá del ámbito laboral y afecta la vida personal. El equilibrio entre el trabajo y la vida es esencial para el bienestar general. A menudo, nos encontramos atrapados en una cultura de trabajo constante, donde la línea entre la vida laboral y personal se desdibuja. Al decir «no» en la vida personal, está protegiendo el tiempo para uno mismos, la familia y pasiones”, destaca Taboada.
En el ámbito laboral, la práctica de decir «no» ayuda a evitar el exceso de trabajo y el estrés constante. En la vida personal, permite dedicar tiempo a las relaciones, cuidado personal y actividades que llenan de energía.
Por ejemplo, si le invitan a un evento que desenfocará de sus prioridades: «¡Muchas gracias por la invitación! Realmente aprecio que hayas pensado en mí. Desafortunadamente, no podré asistir al [evento] o [fecha]. Pero gracias de nuevo por enviarme una invitación. Espero poder reunirnos en otro momento».
La experta recuerda que aprender a decir «no» no es un acto de egoísmo, sino un acto de cuidado propio. Cuando establecemos límites y prioridades claras, no solo mejora el bienestar, sino que también se vuelve más eficientes y productivos en el trabajo.