Cada cuatro de julio, el cielo de Estados Unidos se ilumina con fuegos artificiales. Lo que para los habitantes estadounidenses es una celebración, para el resto de América puede ser una reflexión sobre su denominación ¿por qué sólo a los habitantes de este país angloparlante se les denomina ‘americanos’?
Una denominación con mucha historia
Tener cierto origen no puede ser ni bueno ni malo. Pese a ello, el gentilicio que ahora se refiere a uno de los países más poderosos del mundo, fue en algún momento un término despectivo.
Estados Unidos fue una colonia de la corona británica. En un inicio el término ‘americano’ se acuñó para referirse a las personas originarias del continente, tanto al norte como en el sur. Esta distinción entre los habitantes era parte de la segregación cultural y social que vivían las comunidades originarias en ese entonces y que, en muchos lugares, sigue ocurriendo.
Posteriormente, cuando la población británica creció y se quedó en el continente, otro tipo de ‘americanos’ comenzaron a existir. La palabra ahora aludía a aquellas personas que habían decidido establecerse en el ‘Nuevo Mundo’ y formar una nueva vida. A estas personas las llamaron ‘británicos americanos’. Con el tiempo y la frecuencia de su uso, el gentilicio se acortó y quedó simplemente la palabra ‘americanos’.
¿Estadounidenses o americanos?: Un debate lingüístico
Pese a que a muchos estadounidenses les parece excesivo el disgusto hispanoamericano por llamarlos simplemente ‘americanos’, es cierto que una discusión lingüística se abre frente a esta denominación. Las denominaciones y las palabras también construyen el mundo y las ideas que nos hacemos de él. Hablar de América como un país y un continente a la vez, invisibiliza a las demás naciones.
Muchas personas argumentan que en inglés es natural acuñar una palabra como American a partir de United States of America. Esto genera una pregunta importante: ¿por qué en idiomas que se hablan (predominantemente) fuera de Estados Unidos sí existe una palabra para referirse a los habitantes de este país? Usar en español, por ejemplo, la palabra ‘americano’ no sólo habla de un fenómeno histórico y cultural, sino también de la influencia de lenguas hegemónicas sobre otras.
Dar una solución práctica es mucho más complicado. Las lenguas no se pueden cambiar sin la voluntad de sus hablantes. Aun así, el siglo XXI ha demostrado que la organización social puede reflejarse en el lenguaje. Tal es el caso de la palabra ‘indio’ que solía usarse para denominar a personas indígenas, pero que ahora ha caído prácticamente en desuso. Sin embargo, para que ‘americano’ deje de ser equiparable con ‘estadounidense’, tendría que haber un movimiento cultural y social que impulse la lengua a cambiar.